Los medios de comunicación tradicionales, prensa, radio y televisión, revisten una enorme importancia para influir sobre los ciudadanos, como todo el mundo sabe. Por ello los políticos, y algunos multimillonarios, se afanan en llegar a controlar estos medios. A la mayoría de los periodistas que trabajan para ellos, no les queda más remedio que comulgar con las líneas editoriales de su empresa o irse al paro. Por tanto, el control de los medios de comunicación es una forma muy efectiva para tratar de llegar al poder o de mantenerse en él. Pero hay una herramienta nueva, a mi juicio más eficaz aún: el whatsapp.

No hace mucho tiempo eran muy pocas las personas que disponían de teléfono móvil y nos quedábamos muy sorprendidos cuando veíamos a alguien que parecía hablar solo por la calle. Hoy la inmensa mayoría de los españoles tenemos un teléfono móvil, un "smartphone", la gente va por ahí, de un sitio para otro, con el dedo puesto en su pantalla, y los mensajes, fotografías y vídeos, se reciben constantemente a través del whatsapp. No es necesario comprar el periódico ni esperar a la hora del telediario para encender el televisor. La información nos llega al momento y se difunde con una rapidez impresionante. Permite, incluso, improvisar una concentración o una manifestación en unas pocas horas; algo imposible de lograr con los medios tradicionales. Pero hay, además, dos cosas muy importantes en la comunicación por whatsapp: primero que los mensajes nos los envían familiares, amigos y personas de toda nuestra confianza; segundo que gran parte de la información que recibimos es anónima e ignoramos su veracidad. Cualquiera puede inventarse algo, modificar una imagen o cambiar el sonido de un vídeo y lanzarlo por la red. Es fácil que traguemos las mentiras, si tienen atisbos de verosimilitud, porque nos las manda gente de toda nuestra confianza. Muy a menudo la misma trola nos llega a través de varias personas diferentes y nosotros mismos contribuimos a su expansión enviándola a otras. No conviene olvidar que, como decía Goebbels, una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, por lo que tendríamos que ser más desconfiados y comprobar, si es posible, la veracidad de la noticia, antes de proceder a repartirla a otros conocidos. En el caso de detectar que la noticia fuera falsa deberíamos hacérselo ver a los que nos la enviaron.

Para la próxima convocatoria electoral, tengo entendido que hay un partido político que ha reclutado un batallón de miles de personas, dispuestas a elaborar un ingente material para distribuir por whatsapp.  No sé lo que harán los restantes partidos pero, aunque solo como legítima defensa, es más que probable que actúen de la misma manera y, dado que hay cuatro partidos políticos con grandes expectativas de conquistar el poder, la batalla por whatsapp está servida. Pero hay una cosa más: no hace falta esperar a que se inicie la campaña electoral para hacer propaganda y dar mítines. Con el whatsapp es campaña todo el tiempo. Conviene estar preparados y mantener la guardia alta, para que no nos engañen.