Martes, 10 de diciembre de 2024
a los empresarios
Ningun margen
Tienden a echarse a pelear los partidarios de culpar a una causa del declive demográfico contra los partidarios de culpar a otra: si el desfallecimiento moral o si la precaria situación económica de los jóvenes. Pero la crisis es tan grande que acoge un montón de motivos, por desgracia. Son ambas causas y más. Yo sumo también la falta de valoración social de la paternidad, objeto de irrisión en los medios, desautorizada sin solución de continuidad. ¿Quién va a remar a contracorriente de los valores postmodernos y a ajustarse el cinturón en tiempos de penurias para que, encima, se rían de él y no le hagan caso ni en su casa?
Algo similar pasa con los empresarios. Hay un desfondamiento de su autoridad que parece intencional y sistemático. Cuando los empresarios piden que sea el Estado el que se encargue de recaudar los impuestos de los trabajadores, pretenden dos cosas legítimas. Primero, no pasar como agentes "«publicanos», diríamos en lenguaje evangélico" de Hacienda ante sus propios empleados. Segundo, que los trabajadores sean conscientes de cuánto les paga el empresario en realidad. En ambos casos, estamos ante la súplica utópica y desesperada de mantener el buen nombre del empresario ante su propia gente.
También produce una distorsión en las relaciones laborales el hecho de que el Estado dificulte el despido. Queda la sensación de que no es el buen trabajo de cada cual ni la satisfacción del empresario lo que garantiza la estabilidad laboral. No digo, entiéndaseme, que no sea necesaria una protección jurídica de los trabajadores. Apunto, solamente, que esa normativa tan estricta expulsa y relativiza el trabajo en sí y la satisfacción mutua del trabajador y del empresario.
Puede decirse lo mismo de una reglamentación exhaustiva de la organización de la empresa, de los horarios, de los sueldos, de las condiciones, etc. Aleja el poder efectivo de decisión del empresario y, por tanto, limita sus posibilidades de liderazgo. Deshumaniza la dirección del negocio o de la fábrica, que depende cada vez más de la aplicación mecánica de normas externas y, por tanto, ciegas al caso concreto, hechas en despachos políticos e indiferentes a las peculiaridades de cada sector.
Detrás de tanta normativa milimétrica se agazapa una desconfianza descomunal en la gestión privada, que actúa como un implícito reproche moral. No rige el principio de subsidiaridad, en absoluto, sino una creciente tendencia intervencionista de arriba abajo.
No sé cuál sería la medida precisa de libertad. Sólo que, tal y como estamos ahora, se socava el prestigio del empresario ante sus trabajadores y se vacía de contenido su importante autonomía. Apenas le queda margen para mostrarse generoso con sus trabajadores, porque las normativas le exigen todo lo que puede darles (a ellos y a las arcas públicas) y, a menudo, un poco más. De modo, que se le condena a la legítima defensa de velar agónicamente por sus intereses y/o a buscar como gato panza arriba maneras alternativas de hacer las cosas, que suelen generar arañazos y maullidos.
No hace falta que me recuerden (por enésima vez) que hay empresas que sí ganan mucho dinero y otras o las mismas que no se portan bien con sus trabajadores. Pero sí conviene recordar la dificultad del empresario ordinario, presionado por requeterequisitos burocráticos, fiscales y laborales, y al que no dejan holgura para la magnanimidad y la mejora de las condiciones de sus trabajadores motu proprio. Esto es una pérdida más profunda de lo que parece a simple vista y con más consecuencias de las imaginadas. Entre ellas, limita las vocaciones al emprendimiento, sin duda.
Columnistas
La subida global de temperaturas y la conveniencia de ir sustituyendo las fuentes de energía tradicionales (gas, petróleo y carbón) por otras más sostenibles es un tema de permanente actualidad tanto en los medios de comunicación como en la política. Frente a la versión aplastantemente mayoritaria del problema y sus soluciones, el ciudadano atento y bien informando acaba descubriendo algunos problemas a los que no se les presta demasiada atención. En este artículo se presentarán algunos de ellos
Por Francisco Javier Garcia AlonsoLeer columna
La propuesta que más influyó para atraer el voto de muchos europeos hacia las nuevas derechas es el rechazo a las políticas que facilitan la inmigración incontrolada, pues están convencidos de que aumenta la delincuencia y favorece la islamización de Europa
Por Angel Jiménez LacaveLeer columna
La alternativa a la "justicia social" no es un escenario de pobres muriéndose en las aceras por falta de recursos para pagarse un hospital. La alternativa sería una sociedad en la que, con una presión fiscal que fuese muy inferior a la actual, la gran mayoría de la gente se las arreglase muy bien por sí misma, sin depender de papá Estado. Publicado en el centro Covarrubias
Por Francisco J Contreras Leer columna
Este hombre de 82 años ha hecho más daño al sanchismo en dos meses que Feijóo y sus diputados en esta legislatura
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
En su libro “Agenda 2033, nueva y eterna”, Eduardo Granados presenta una propuesta para que pongamos nuestra mirada en 2033, fecha en la que se cumplen dos mil años de la Redención. En 2033 confluyen las celebraciones del bimilenario de la institución de la Eucaristía, de la muerte y resurrección de Cristo y del nacimiento de la Iglesia. En esta entrevista el autor nos da las claves de esta original propuesta.
Por Teodoreto de Samos Leer columna
Detrás de tanta normativa milimétrica se agazapa una desconfianza descomunal en la gestión privada, que actúa como un implícito reproche moral. Publicado en El Debate
Por Enrique García MáiquezLeer columna
Occidente no perdió el rumbo en 1776, sino en 1917 y 1968.
Por Francisco J Contreras Leer columna
Sólo el advenimiento de los Reyes Católicos, y el resultado de su prodigiosa obra, pudo superar, andando el tiempo, esa primacía en la memoria de los castellanos. Pero para ello hubieron de pasar casi doscientos cincuenta años Publicado en El Debate
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
Cabe resaltar aquí lo afirmado por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: "En definitiva, da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron ese atentado y la trama asturiana proporcionó los explosivos" (sic).
Por Ana María Velasco Plaza Leer columna
El papel rector de la Comisión Europea —que concentra todo el poder ejecutivo y gran parte del legislativo de la UE, pero no responde ni ante los Gobiernos nacionales, ni ante los ciudadanos europeos ni ante el Parlamento Europeo— es el principal instrumento de ese proceso de supranacionalización Publicado previamente en LA GACETA
Por Francisco J Contreras Leer columna