"Señor presidente electo. ¿Cómo está usted?", ha comentado Romney ante Trump y su vicepresidente electo, Mike Pence, nada más llegar al campo de golf Trump National Bedminster de Nueva Jersey.

La reunión ha durado una hora y 20 minutos y Trump ha explicado a la prensa que la reunión "ha ido genial". Romney ha indicado que han mantenido "una conversación profunda sobre varios escenarios mundiales".

"Hemos hablado de esas zonas e intercambiado nuestros puntos de vista sobre esos temas, un diálogo prolijo y profundo en el tiempo que hemos tenido. Valoro la oportunidad de hablar con el presidente electo", ha señalado Romney.

Romney es la primera de una larga lista de personalidades a las que verá Trump este sábado en el marco de la selección de los miembros de su gabinete con vistas a su toma de posesión del 20 de enero. Trump y Romney escenifican con esta reunión el fin de su enfrentamiento, ya que Romney fue uno de los miembros más destacados del movimiento republicano "Nunca Trump", contrario a la elección de Trump como candidato republicano.

En marzo, Romney afirmó que Trump sería un presidente "peligroso" y que si ganase podría sumir al país en una recesión. "Me temo que en lo que respecta a política exterior no es muy, muy listo", apuntó entonces.

Trump respondió recordándole a Romney su derrota ante Barack Obama en las elecciones presidenciales de 2012. Fuentes del equipo de transición de Trump han explicado que la reunión con Romney se centraría en general en la próxima administración Trump.

Desde el entorno de Romney consideran "improbable" que sea elegido como secretario de Estado y destacan que el encuentro es "el sello de aprobación para los republicanos que no saben si deben ayudar o no a Trump".

Otros candidatos para el cargo de jefe de la Diplomacia estadounidenses son el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, el exembajador ante la ONU John Bolton o el senador por Tennessee Bob Corker. Durante el sábado, Trump también ha recibido al general retirado de los Marines James Mattis, considerado candidato a secretario de Defensa.

"Un gran hombre", ha afirmado Trump de Mattis mientras posaban para los fotógrafos. Igualmente ha recibido a Michelle Rhee, exsecretaria de colegios públicos de Washington D.C., candidata a secretaria de Educación; y a Betsy DeVos, exlíder del Partido Republicano en Michigan igualmente candidata a encabezar Educación.

Ya el domingo se reunirá con Wilbur Ross, a quien los medios estadounidenses apuntan como posible candidato a la Secretaría de Comercio. Ross es un inversor multimillonario de 78 años de edad conocido por reestructurar compañías fallidas en industrias como la del acero, el carbón o las telecomunicaciones.

También recibirá al empresario David McCormick, responsable de la empresa de inversiones Bridgewater Associates, y al gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie.

Trump se reunirá mañana con Wilbur Ross, candidato a la Secretaría de Comercio

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, mantendrá mañana domingo un encuentro con Wilbur Ross, a quien los medios estadounidenses apuntan como posible candidato a la Secretaría de Comercio, según ha informado el propio equipo de transición del futuro mandatario.

Ross es un inversor multimillonario de 78 años de edad conocido por reestructurar compañías fallidas en industrias como la del acero, el carbón o las telecomunicaciones.

Aunque su edad avanzada ha despertado especulaciones sobre su validez para el cargo, su perfil encaja con el programa del presidente electo, que ha expresado su oposición al libre comercio.

"Cuando nuestros políticos y diplomáticos negocian acuerdos comerciales internacionales, solemos acabar perdiendo porque no distinguimos un acuerdo bueno de uno malo", señaló Ross en una pieza de opinión junto a la firma del profesor de Economía Peter Navarro.

Ross ha sido uno de los grandes respaldos de Trump durante la campaña, en la que criticó la lentitud del proceso de recuperación económica tras el estallido de la crisis financiera.

En el año 2006, Ross ocupó titulares por un accidente sucedido en enero de ese año en una mina que había comprado un año antes y en el que murieron doce trabajadores.

La mina había sido calificada como extremadamente peligrosa por el Departamento Federal de Administración y Seguridad Minera.

Las familias acusaron a Ross de no haber intentado reparar las galerías a pesar de que la agencia federal había advertido de que tarde o temprano podría caer el techo encima de los mineros o producirse una explosión por fallos de aislamiento eléctrico. Ross acabó pagando un total de dos millones de dólares a todas las familias afectadas -- cantidad a todas luces insuficiente, según los receptores -- y acabó vendiendo la mina tres años después.