Jueves, 28 de marzo de 2024
¿Somos libres los ciudadanos?
¿Somos libres los ciudadanos? (hago la excepción anárquica de que quien esto escribe es aldeano de nacimiento y por vocación)... ¿Se nos considera inteligentes por gestores de índole diversa? (políticos, publicistas, empresarios, etc.).
...Y los ciudadanos, ¿saben ejercer su condición de demócratas y son conscientes del trato que reciben de los poderes predominantes a cambio de chucherías, collares y perlas (falsas)? De todas maneras esta es una fórmula generalizable y de roles intercambiables en cualquier momento, a lo largo de los períodos activos de la democracia.
La demagogia se ha convertido en el lenguaje de la falacia y no es que haya mala intención o despropósito apriorístico para engañar a los otros?: no. Simplemente, que el mecanismo sociopolítico en el ejercicio constante y continuo casi desde siempre deviene, tácitamente, en un fabuloso y enorme engaño para unos y otros? Y eso por qué se nos dirá. Si grandes pensadores iluminaron los caminos idóneos que nos llevasen a todos al imperio del orden, el sentido de la equipeya ?y, no me animo a decir que a la felicidad, porque es evidente que no es meta alcanzada en plenitud por la gran mayoría de los mortales? Y, es quizás aquí, en la condición de mortales, en donde reside el nudo gordiano para una explicación plausible. Una explicación que es posible que exceda nuestros conocimientos (los míos, desde luego) y que, al no haber logrado respuestas sino definitivas, al menos estables, debemos convenir en que la búsqueda ha de continuar, pues los hallazgos, hasta el momento, no son resolutorios.
Ahora que están en lides de política electoral en Alemania, vamos a coger el hilo de la SPD que nos retrotraiga al siglo XIX cuando E. Bernstein, judío y polifacético, advertía en las tesis ideológicas propuestas por el binomio Marx-Engels, que la lucha de clases y el proletariado, no iban a necesitar de revolución alguna, pues el proletariado iría subiendo gradualmente de nivel y los capitalistas, también experimentarían un fraccionamiento de clase, al distinguirse capitalistas en los distintos niveles del poder económico, no persiguiendo los mismos fines de clase unos y otros. Claro está que a Bernstein se le tachó de revisionista por Kautsky, trasladando una vez más en el transcurso de la Historia el principio físico de acción-reacción, al ámbito socio-político.
Yendo aún más allá en estas reflexiones, podríamos aseverar que un razonamiento absurdo y alejado de toda lógica, repetido hasta el cansancio por muchas voces, llegaría a funcionar como una razón política lista para ser aplicada y ejercitada por los profesionales de la misma y sus seguidores. Así que, que enfocando hacia el momento actual de Cataluña en España, no nos debe extrañar toda la dialéctica que se ha montado sobre el particular y que, en otros escenarios y con otro tipo de protagonistas, resultaría un absurdo de tintes circenses que sería objeto de la hilaridad más extendida: desde una tierna edad hasta el espectador de edad provecta, aunque de mente todavía activa. Y por qué decimos esto: pues muy sencillo. Si estuviéramos debatiendo sobre cómodeberíamos construir un edificio en cuanto a su orientación, superficie, diseño y estética, etc., pero la base y los pilares de sustentación no estuvieren allí donde se quiere edificar o, incluso estando, fuesen falsos o inapropiados para el proyecto, creemos que discutir sobre el resto de particularidades sería a todas luces ocioso y no dejaría de constituir un ejercicio inútil y de pérdida de tiempo, a menos que se tomase como un entrenamiento del absurdo y extender aún más en el espacio y en la oratoria, el sin sentido a que podemos llegar los individuos a la hora de querer imponer nuestras tesis, orientadas éstas, o no, a la consecución de un rédito en cualquiera de los campos de actuación y, en este caso, política. Sólo así se puede entender el maremagnum de la sinrazón que en estos días tiene lugar en el escenario catalán y español, en general.
Es decir; si un Estado se asienta sobre unas bases jurídicas presididas por la correspondiente Carta Magna "léase Constitución-, según se nos dice, no se pueden soslayar y, por ende, vulnerar los principios recogidos en la misma en artículos aprobados por los ciudadanos del Estado en cuestión. Sólo, como también se nos dice, se pueden alterar esos principios jurídicos de convivencia, por la vía democrática "que ya se nos ha explicado mil veces cuál es- o, por la revolución sin más y con mayúsculas? Y ahí estamos ahora en nuestra Nación. Es una lástima que después de cientos de años o más de mil (San Isidoro de Sevilla dixit) según el baremo histórico que se aplique, nos encontremos en el cráter de un volcán cuya lava, nos arrastrará y quemará a todos, estemos donde estemos, pero desde luego sí en las laderas del terrible geoelemen
A manera de posdata diré que todo lo desgranado en este artículo, no deja de apuntar a un regreso al tribalismo, o sea, al origen de la especie y del mundo. Así que no sería otra cosa que completar la
Columnistas
Cabe resaltar aquí lo afirmado por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional: "En definitiva, da igual el explosivo que se utilizara, lo cierto es que todas las pruebas apuntan a que estos personajes fueron los que cometieron ese atentado y la trama asturiana proporcionó los explosivos" (sic).
Por Ana María Velasco Plaza Leer columna
El papel rector de la Comisión Europea —que concentra todo el poder ejecutivo y gran parte del legislativo de la UE, pero no responde ni ante los Gobiernos nacionales, ni ante los ciudadanos europeos ni ante el Parlamento Europeo— es el principal instrumento de ese proceso de supranacionalización Publicado previamente en LA GACETA
Por Francisco J Contreras Leer columna
No sé si las palabras del juez ponente del proceso del 11M -"hay cosas tan graves en el 11-M que por ahora es mejor que no se sepan"- están ahora más en vigor que nunca antes.
Por Ana María Velasco Plaza Leer columna
Un año más enviamos nuestra felicitación navideña a nuestros lectores
Por Editorial Leer columna
A propósito de este acuerdo vienen a la memori las palabras de San Agustín en La ciudad de Dios, si no se respeta la justicia, ¿Qué son los Estados sino grandes bandas de ladrones?.
Por José Luis LafuenteLeer columna
Las naciones no son entes abstractos sino productos de la historia y, como tales, objeto de construcción o destrucción
Por Rafael Sánchez SausLeer columna
La actitud del Partido Socialista chileno hacia la democracia era en los 60 y 70 la misma que la del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Francisco Largo Caballero desde 1933: la democracia podía interesar como instrumento o puente hacia la dictadura del proletariado.
Por Francisco J Contreras Leer columna
En Asturias, la Sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia en sentencia 620/2023, de 29 de mayo, dictada en el recurso PO 791/2022, ha estimado el recurso formulado por el Arzobispado de Oviedo impugnando el Decreto 60/2022, de 30 de agosto.
Por José Luis LafuenteLeer columna
La edad media no fue tan oscura como nos han contado, y menos aún para la ciencia
Por Francisco Javier Garcia AlonsoLeer columna
Ellos tienen el mito del «progreso». Nosotros tenemos la verdad de la realidad. Publicado en la Gaceta
Por Francisco J Contreras Leer columna
En nota informativa del 12 de mayo de 2023, el Tribunal Constitucional"en adelante TC"señala que el Pleno ha rechazado el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el PP frente a la LOMLOE"Ley Orgánica de Modificación de la Ley de Educación--, remitiendo a posterior publicación de la sentencia. La propia nota indica que algunas impugnaciones coincidían con el recurso presentado por VOX (Recurso 1760/2021) y que fue rechazado el pasado 19 de abril, con cinco votos particulares.
Por José Luis LafuenteLeer columna