En la noche de San Juan, cuentan los viejos romances y leyendas, con raíces en los cultos paganos, que es un tiempo de magia y prodigios, configurando un tiempo/espacio de una poesía supersticiosa, en la que amores imposibles se consuman, se producen fuertes encantamientos e incluso alguno, con más vino en el cuerpo que razón en el cerebro, ha visto ánimas en procesión por nuestras montañas, algo así como la desinformación que ofrecen estos días los grupos mediáticos de nuestra Asturias del alma.      

    Siguen apareciendo en nuestra villa, según los medios de comunicación, nuestras viejas mitologías, xanas de zapatos más caros que los de Cenicienta, eso sí pagados con el dinero público, cuélebres que viven de lo ajeno y serpentean a las instituciones y el sarcasmo del trasgu de turno, que al parecer lleva toda una vida en un negro negocio, tan poco transparente en sus cuentas, como la contabilidad de ciertas entidades financieras.      

    Y así se producen los “milagros”, incluso el del gran agujero negro de los fondos mineros, miles de millones de euros sin paradero ni destino conocido, claro es la noche de la hoguera, se quema lo viejo, adornado con una amnistía fiscal vergonzosa, e incluso vuelven los“mantenidos”, en este caso los “patrocinados” que como fantasmas arrastran sus cadenas por el campus de la vergüenza, sin que nadie, a no ser Agustín Casado y su plataforma, pida cuentas, no al Rey, sino a una casta política enriquecida con la pobreza de los desempleados, con los fondos malgastados que tenían que ser destinados a la riqueza colectiva y al trabajo honrado y digno que esta produce.       

   Seguimos con los viejos mitos, en el círculo vicioso de un canto, repetitivo y convertido en una acción placentera, que cualquier observador ajeno a la danza, ve que está fundamentado en hechos inconexos que tratan de encubrir el sentido global, en este caso la falta de cuentas sobre millones y millones de euros, perdidos en los bolsos de tantos trasgos que han aparecido en esta Asturias mitológica, de amores imposibles consumados bajo la dote del dinero público, del dinero de todos.           

Pero, la realidad es terca, por supuesto que no existen piratas honrados, sólo existe una “cofradía negra”, con muchas ramificaciones, desde el cofrade mayor, hasta los postulantes, unidos en un destino común, de saqueo y encubrimiento del mismo de los fondos mineros, en el negocio que lleva muchos años, mientras los mierenses seguimos con nuestros derechos fundamentales suspendidos, los mineros en huelga y sin cobrar y miles y miles de familias de nuestro concejo sin pan y también sin justicia.