Durante un encuentro celebrado en Cáceres, los movimientos católicos han analizado conjuntamente la vida y la acción de los dos movimientos y la situación del mundo obrero y de la Iglesia en ambos países, así como las posibilidades de acción y difusión de la Carta a las Familias que ha emitido el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) al que los dos países pertenecen.

   Entre los obstáculos con los que se encuentran los trabajadores, han destacado el paro "masivo", el empleo precario, la flexibilidad laboral, la movilidad geográfica, la siniestralidad laboral, los bajos salarios y pensiones, el endeudamiento de las familias, las recientes reformas laborales en España y en Portugal, la privatización de los servicios públicos y las graves deficiencias en el funcionamiento de la asistencia sanitaria y en la seguridad social.

   Asimismo, han subrayado el recorte en las prestaciones para atender las situaciones de dependencia y la "pretensión" de alargar la vida laboral en España de los 65 a los 67 años de edad, lo que, a su parecer, "cuestiona las bases de la organización social y del sistema democrático".

   Concretamente, entre las dificultades para las familias, han remarcado que la actual organización del trabajo "obstaculiza la vida personal y familiar" así como la "disminución o desaparición" de derechos sociales y un pensamiento "individualista y consumista".  

  Igualmente, han destacado como "grandes preocupaciones" la existencia de una "desconfianza" en las organizaciones de los trabajadores fomentada por los poderes económicos y por diferentes medios de comunicación; el "debilitamiento" de la acción sindical; el aumento de personas que viven bajo el umbral de la pobreza; las dificultades de los jóvenes, las mujeres y los mayores de 45 años para encontrar trabajo; y la restricción de los derechos de las personas inmigrantes.  

  Con respecto a la situación de la Iglesia, han constatado que, en ambos países, está realizando una labor de asistencia a las víctimas de la actual crisis económica, constituyéndose fondos para fomentar proyectos de empleo y con "gestos de solidaridad" con los pobres.  

  Concretamente, han subrayado la labor desempeñada por Cáritas como institución asistencial de las necesidades de los pobres y han valorado la Declaración ante la crisis moral y económica elaborada por los obispos españoles en noviembre de 2009. No obstante, han manifestado su "preocupación" por que, ante la "gravedad" de la situación, "no se difundan mensajes de anuncio y de denuncia, de cercanía y esperanza con las personas que sufren".  

  Por su parte, los movimientos de trabajadoras y trabajadores cristianos, han asegurado que siguen desarrollando su actividad centrada en "la humanización del trabajo, como bien para la realización del ser humano".