La idea de legalidad internacional basada en el respeto a una serie de tratados refrendados por las partes o dictada por resoluciones de la ONU y en caso de que alguno de los estados no se avenga a doblegarse a estas disposiciones recurrir a la sentencia de un tribunal internacional o a la mediación de una potencia supuestamente neutral no es más que un truco de ilusionismo para que las poblaciones de los estados más desarrollados sueñen con que habitan un mundo regido por la justicia y no por el poder puro y duro. 
Desde febrero asistimos a una de esas pantomimas en la que los más sesudos opinadores patrios y de paises vecinos pontifican sobre lo que se supone que está sucediendo partiendo de supuestos totalmente amañados.  Como ya habran deducido me refiero a la llamada guerra ruso-ucraniana.
El 24 de febrero del presente año el ejército ruso invadió el país vecino de Ucrania, antes he dicho que se suponía que estaba sucediendo porque a veces visto el grado de propaganda y desinformación, -una guerra carente de imágenes en el siglo de la imagen-, me pregunto si realmente la guerra es real o se trata de un gigantesto trampantojo para tener a la opinión pública distraida de sus verdaderos problemas. Divagaciones a parte, me van a escusar si no me viene en gana condenar la invasión no porque sea prorrusa o Putin me haya fichado como propagandista simplemente -casi me causa sonrojo la autojustificación por lo ridículo de considerar esta posibilidad- es que me hastía la repetición ad nauseam de una jaculatoria de obligado cumplimiento bajo pena de excomunión.
Es verdad que en 1991 Rusia fue vilmente troceada por los grandes poderes mundiales aprovechando que había sido arrasada y traicionada  desde dentro por uno de los regimenes más ferozmente asesinos de la historia que hasta le cambió el nombre de Rusia por el de la URSS y cuya implantación sólo fue posible por el apoyo de alguno de sus vecinos europeos  como Alemania que financió a Lenin y de USA que lo confirmó admitiéndolo como el principal de sus aliados en la segunda guerra mundial al que de paso le regaló la mitad este de Europa. 
Durante setenta años La Madre Rusia fue desnaturalizada, humillada y masacrada ante la indiferencia del bienpensate Occidente pero que no dudó un instante en lanzarse como un buitre sobre ella cuando el criminal sistema político que la tenía secuestrada implosionó por sus propias contradicciones. El final de la guerra fría con el claro triunfo de USA y sus aliados reprodujo una desasosegante copia del tratado Versalles, tratado con el que se selló el resultado de la primera guerra mundial que impuso una cruel humillación a los perdedores: la desmenbración del imperio Austro-Húngaro y el intento de aniquilación de Alemania. Ya sabemos el resultado, el resentimiento dio lugar al nacimiento del abominable régimen nazi que desembocó en una conflagración mucho peor que la anterior y la consolidación del comunismo en Rusia. El sufrimiento de los pueblos sojuzgados por ambos regímenes es algo que pesa sobre la conciencia de los dirigentes democráticos.
Todos los ingredientes antes descritos fueron aplicados en el 91 cuando lejos de resarcir a los rusos del larguisimo calvario sufrido se aprovechó para desmembrarla usando en un giro macabro la parodia del año 17 que  convirtió el imperio ruso en una federación de repúblicas falsamente  independientes para inmediatamente unificarlas con mano de hierro bajo la tiranía de partido comunista. EEUU no acaba de comprender que la humillación del vencido es un peligro que no debe ser desdeñado, fiado en la conciencia de su propio poder. La ruina económica, la dispersión de territorios convertidos en naciones artificiales sólo podían llevar a los ciudadanos rusos a añorar los tiempos de su imperio y era previsible que antes o después sucediera lo que está sucediendo, sobre todo si se trata del pais con mayor territorio y quizá el único que puede ser autosuficiente por la riqueza de sus suelos.
 Rusia creció desde Kiev fundada por suecos -los filólogos creen que el nombre procede de la manera en que los fineses llamaban a los suecos- siempre avanzado hacia el este, hacia el imperio Bizantino cuya impronta quedó grabada en su religión, tradiciones y arte. A los paises europeos del oeste les vino muy bien porque durante muchos siglos sirvió como dique de contención ante las ambiciones de mongoles y pueblos túrquidos, por cierto que Polonia, sí, la mártir Polonia colonizada por Rusia que tanto nos simpatiza por su coraje y catolicidad, aprovechó la acomentida tártara para quedarse con un trozo, justamente Ucrania, creando el reino conocido como de las dos coronas regido por la dinastia Jagellonian de origen lituano que curioso otro de los territorios eternamente plañidero de los abusos que hubo de sufrir a causa de Rusia. Si, es verdad, cuando Pedro el grande en el siglo XVIII logra extender, unificar, engrandecer y modernizar su patria convirtiendola en  un imperio y por tanto en una potencia temible sus antiguos agresores sufrieron su esperable furor pero lo hicieron sin gallardía con gemidos victimistas, incluso Suecia tan modosita ella, invadió Rusia en esa época y Carlos XII sufrió una contundente derrota, como todos los que han intentado invadirla hasta ahora, cuestión a considerar en este momento.
Saber historia a veces es un incordio porque te da una visión que no se doblega a los discursos montados sobre medias verdades que a veces son peor que una mentira. Por eso no soporto esas tertulias en las que el que aporta argumentos que no se atienen estrictamente al discurso oficial es literalmente "linchado" y se ve continuamente obligado a justificarse.
No sé que sucederá pero lo que ya estamos sufriendo es la debacle europea a la que nos vemos arrastrados por imposición de la OTAN supuesta organización defensiva del Atlantico Norte pero que está continuamente metida en altercados que no son precisamente defensivos ni se ubican en el Atlantico Norte y cuyo fin era defenderse de la URSS, desaparecida ésta y existiendo relaciones diplomáticas satisfactorias hasta hace nada con Rusia no se entiende muy bien su permanencia.
Pero lo peor de todo es nuestra situacion, España tuvo la fortuna de tener dirigentes que la libraron de entrar en las dos grandes masacres bélicas que asolaron europa en  siglo XX, sin embargo ahora estamos metidos de lleno en este aterrador embrollo con el que nada nos liga, ni para bien ni para mal, salvo esa hipócrita moralina del deber de acudir en defensa del inocente impunemente agredido, cuando en politica internacional no existen los inocentes y además obligados por una alianza que sólo nos sirve para que nos impongan defender la unidad territorial de una pais profundamente ajeno cuando no nos garantiza la nuestra -Ceuta y Melilla no están bajo el paraguas de la Otan- a veces dudo si no se pondría de parte de Marruecos y además tenemos que soportaren nuestro suelo  la única colonia que pervive en Europa y que la ejerce un pais miembro, es decir, somos tan estúpidos que pertenecemos a una alianza en la que no se garantiza la integridad territorial de nuestra patria pero nosotros tenemos que ir a defender la de otro pais distante y advenedizo.
Lo que deberíamos hacer es pedir a voces el cese de la guerra, que comiencen las negociaciones de paz como piden dos personajes tan diferentes como Donald Trump y Henry Kissinger ¿Dónde están las masas enfurecidas que gritaban ¡No a la guerra! cuando USA invadió Iraq? Ahora sí que es necesario que la población europea se movilice y exija que se pare esta guerra que puede aniquilarnos y que se libra en nuestro suelo.

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