Jueves, 21 de agosto de 2025
Los deseos, forma fundamental de relación entre el individuo y su mundo exterior, pueden exaltarse en dos direcciones: hacia la tierra (la materia) y hacia el espíritu.
Exaltación del deseo terrenal
Siguiendo con Diel, la tensión entre lo material y lo espiritual en el hombre impone un equilibrio o armonía siempre difícil de lograr y de mantener. Los deseos, forma fundamental de relación entre el individuo y su mundo exterior, pueden exaltarse en dos direcciones: hacia la tierra (la materia) y hacia el espíritu. La exaltación es un producto de la vanidad (lo vano, lo pretencioso), una especie de egocentrismo imaginativo que deforma la psique y le imprime un dinamismo peculiar y enfermizo en círculo vicioso (vanidad-culpa-proyección de la culpa-sentimentalidad-vanidad). A la exaltación hacia la tierra la llama Diel tirvialización o trivialismo, y a la exaltación hacia el espíritu nerviosidad (algo parecido a la neurosis, pero más leve y extendida).
La trivialidad, un estado de escaso impulso espiritual, es la condición más frecuente entre los hombres; pero cuando se convierte en actitud básica y norma de conducta deliberada (trivialización o trivialismo), como exaltación hacia la tierra, constituye una deformación psíquica muy extendida y que generalmente no se diagnostica como tal deformación, considerándose “normal”.
Estos conceptos permiten a Diel interpretar los mitos de forma novedosa. Los mitos, tomados literalmente, pueden verse como una serie de relatos arbitrarios y extravagantes, pero en realidad serían “una proyección idealizante y personificante de los conflictos que habitan la psique humana”.
“Por poco que el hombre exalte sus deseos hacia la materia (hacia la tierra-madre), su actividad comienza a ser trivial”, rebelde al espíritu. Habría tres tipos de trivialismo: el convencional, el dionisíaco y el titánico. El primero y más común sería la falta de elevación, la bajeza: “La forma convencional de la trivialización sigue siendo el peligro –tan grande como secreto—que roe y mina las bases culturales y sociales de la vida”. “El hombre alcanzado por esa forma de roma trivialidad pierde gradualmente su personalidad. Su vida, desprovista de toda dirección interior, se ajusta a las convenciones sociales, a la opinión pública, a los prejuicios de la época. Se encuentra totalmente determinada por su medio. Ya no lo anima sino una especie de culpabilidad convencional: el miedo al escándalo, la angustia frente a la opinión”.
Un mito que simboliza “los dos aspectos de la trivialización convencional: el lucro y la lujuria (depravación de las dos pulsiones corporales, material y sexual)”, lo encuentra Diel en la historia bien conocida del rey Midas. Este, admirador de Diónisos, pide al dios “la extrema riqueza, medio de acceso a todos los placeres”. El castigo inherente es que el pan se le transforma en oro y está amenazado de muerte por hambre, “símbolo de la muerte del alma por falta de alimento espiritual”.
Arrepentido, encuentra una nueva oportunidad, la elección entre la flauta de Pan y la lira de Apolo, es decir, entre la seducción orgiástica y la armonía. Elige la primera, con lo que le salen orejas de asno, que intenta ocultar de la opinión burlesca del público mediante el gorro frigio. Los frigios tenían fama de libertinos entre los griegos, y el gorro representa ese carácter. Él intenta transformar “la vergüenza que inhibe (las orejas de asno) en desparpajo cínico”, exhibiendo su vicio. En lo que fracasa, como ustedes saben. En fin, lo dejo a su consideración.
Comentarios
Por Visor 2011-05-20 18:20:00
Es la diferencia entre tener una ética fuerte a tenérla débil o no tener ninguna. Hay quién dice que todos somos iguales. Nacemos iguales sí; pero luego queda el comportamiento y el nivel propio de exigencia individual ¿Es lo mismo Berlusconi que pongamos por caso la Madre Teresa de Calcuta?
Columnistas
Hay cosas que suceden todos los días y, por ello, no son noticia, pero deberían serlo. Hoy se acabará con la vida de unos doscientos mil niños no nacidos, con el beneplácito de gobiernos, parlamentos, médicos e incluso de sus padres. https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=52974
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