Al hablar de Evelyn Waugh podemos hacerlo a través de la versión televisiva de la trilogía “Swords of honour” (“Soldado de honor”, protagonizada por Daniel Craig. Tengo una poesía humildemente dedicada en mi poemario “En voz alta”, Editorial Poesía Eres Tú, 2011), “Retorno a Brideshead” o “Una educación incompleta. Autobiografía parcial”.

 La verdad es que escribía en un inglés muy puro, lleno de paradojas, juegos de palabras e inteligentísimo humorismo. ¿Traducción imposible? Casi que eso se nos antoja…

La obra de este gran escritor está cargada de simbolismo teológico y filosófico, amén de crítica, sátira, alguna bruma con cierto olor a alcohol y la defensa de la bondad, la ingenuidad y la grandeza; papel que interpreta a la perfección en la figura del padre de su personaje Guy Crouchback. Al contrario que Benito Pérez Galdós en “El abuelo” no anula el sentido del honor considerándolo un concepto hueco, incómodo e inservible, sino que lo busca, lo “redefine” y lo defiende.

 Waugh es la santa indignación contra el mundo moderno. Como buen inglés, confundía a veces lo anticuado con lo sublime, entrando ahí mucho de su tono pictórico y arquitectónico. Brideshead alude a lo “dulcemente decrépito”, que es algo así como la primera impresión que me dio mi amada y admirada Lisboa.

Es considerada con justicia una de las mejores novelas de todos los tiempos. ¿Hay cinismo y frivolidad en Waugh? Algo, pero con tono constructivo, sin quedarse en un mero esteticismo. Nuestro autor trazó su recorrido vital en busca de la verdad, que encontró en el seno de la Iglesia Católica. Alguna vez buscó senderos de gloria hallando desengaños, lo cual fue plasmando en una literatura de excelente calidad, resaltando que no hay que esperar recompensas inmediatas/materiales en este mundo, pues muchas veces se las llevan otros. Lo importante es cumplir con el deber con fe y con obras, siendo un hombre bueno. Así de fácil, así de difícil…

Novelista, biógrafo, articulista, viajero, de formación historiadora de Oxford, a los años recogió el testigo del movimiento de Oxford iniciado por el santo cardenal Newman, como actor de primera línea, pues, de lo que Joseph Pearce llama con justicia el Renacimiento Cultural Católico dado en tierras británicas.

Digo yo que es normal que nos intenten escamotear a tantos intelectuales católicos de primera línea, pero que muchos colegios católicos actúen como si estas cabezas privilegiadas no existan no es de recibo. Aunque ése sería otro tema….

Antonio Moreno Ruíz

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