"A veces no se usa bien. Es un dinero público y había que gastarlo mejor", alega.

    López, quien ha participado en el curso "La obra pictórica: materiales, técnicas y procesos", ha destacado la emoción que siente al ver reunidas toda sus obras en la retrospectiva que alberga el Museo Thyssen de Madrid. "Me parece inquietante e interesante porque ves ya un recorrido enormemente largo, a lo mejor lo interpretas mal, con miedo, o lo interpretas presionado por la emoción", explica.  

  Asimismo, señala que es una "experiencia única" porque la mayoría de las obras estaban "dispersas" y se han podido reunir gracias a la colaboración de instituciones y particulares. "A través de ellas, ves los errores, ves las caídas, a veces no sabes interpretar si son errores o son aciertos", reconoce.    "Vivimos un mundo en el arte donde no hay una vara de medir; una forma de poder entender de una forma objetiva qué hay de meritorio y lo no meritorio", asegura el artista. "Es un poco como verte a ti, hay partes de ti que te gustan, y hay partes de ti que no".  

  "Pero ahora estamos más necesitados de la verdad que de la belleza porque sabemos con más claridad lo que es la verdad que lo que es la belleza, la belleza no sabemos muy bien lo que es", alega este artista, para quien la belleza es "una armonía y el contenido de la emoción".  

  Respecto a su serie sobre la Gran Vía señala que estos cuadros reflejan bien el cambio que se ha producido en la sociedad. "La Gran Vía se ha hecho más humana, se ha hecho más inquietante, más misteriosa, ya no es el espacio privilegiado, es un espacio verdaderamente magnifico donde se puede hacer lo mejor y lo peor. Es algo que ha ocurrido en mi pueblo y en todas partes", explica López.

 CÓMO VIVE EL HOMBRE O CÓMO AMA  

  En cuanto a sus nuevos proyectos, López reconoce que lleva un tiempo intentando representar personas. "Las personas quedaron fuera de mis trabajos porque me obsesionaba representar los escenarios interiores, exteriores, las calles, los lugares sin las personas; y yo ahora me gustaría hacer las caras, hacer un poco todo ese anecdotario, que es una palabra muy maldita en el mundo de la pintura, contar cosas, cómo vive el hombre, cómo se mueve o cómo ama".

  Y pone come ejemplo la pareja que representó haciendo el amor en su cuadro sobre la plaza de Atocha. "Pensé, qué puede simbolizar algo que vaya más allá de un gesto anecdótico, algo que equivalga más a la humanidad, algo general, que esté todo, la muerte, la vida, todo lo que el hombre ansía y se me ocurrió hacer aquella pareja", confiesa.    A este respecto comentó cómo el cuadro fue retenido en la aduana cuando llegó a Nueva York. "Lo retuvieron como material pornográfico en el año 64. Después no estuvo en la exposición, estuvo en la zona privada de la galería pero fue el primero que se vendió", explica. "Hay más puritanismo de lo que parece en lugares que parecen ser sumamente abiertos", concluye.