Así, los manifestantes han organizado varias concentraciones estudiantiles y sentadas en los centros comerciales de la ciudad y han decidido que realizarán una protesta frente al consulado británico para exigir que China respete una declaración conjunta chino-británica que fue firmada en 1984, en la que se describe el futuro de la antigua colonia británica tras su regreso a China en 1997.

Durante la jornada del viernes, los manifestantes se han reunido pacíficamente en toda la ciudad y han acudido al Festival de Otoño, en contraste con la violencia que ha estado presente en la región durante las últimas semanas, en donde la Policía ha tenido que reprimir las protestas con gas lacrimógeno, balas de goma y cañones de agua.

La semana pasada, la líder de Hong Kong, Carrie Lam, anunció una serie de concesiones a los manifestantes en un intento por poner fin a las movilizaciones, incluida la retirada definitiva de la ley de extradición, la norma que provocó el inicio de las movilizaciones. Los manifestantes han asegurado que la rectificación del Gobierno hongkonés llega demasiado tarde.

Hong Kong volvió bajo soberanía china en 1997 gracias a un acuerdo con Reino Unido por el cual China se comprometía a mantener el régimen de derechos y libertades del que había disfrutado el territorio durante el dominio colonial, lo que dio lugar al principio de 'un país, dos sistemas'. Sin embargo, muchos ciudadanos de Hong Kong temen que Pekín esté destruyendo esa autonomía.

China, por su parte, niega la acusación de intromisión e insiste en que Hong Kong es un "asunto interno". Además ha denunciado las protestas, acusando a Estados Unidos y Reino Unido de fomentar esta situación de inestabilidad, y ha advertido de los daños que está provocando en la economía. En este sentido, Reino Unido considera que tiene la responsabilidad legal de asegurar que China cumpla con sus obligaciones bajo la Declaración Conjunta.

En los últimos años, los hongkoneses han tomado las calles de forma masiva para preservar este estatus especial. Ya lo hicieron en 2014, con la llamada Revolución Paraguas, en la que muchos vieron la 'Primavera China' aunque finalmente fue desactivada. Las actuales protestas amenazaban con resucitar dicho movimiento en vísperas de los festejos por el 70º aniversario del Partido Comunista Chino (PCCh).

Además de pedir la retirada del proyecto de ley de extradición y la liberación de los detenidos por violencia, los manifestantes quieren una investigación independiente sobre la percepción de la brutalidad policial, la retirada de la palabra "motín" para describir las manifestaciones y el derecho del pueblo de Hong Kong a elegir a sus propios líderes. Las protestas han hecho que el presidente chino Xi Jinping se enfrente a su mayor desafío popular desde que llegó al poder en 2012.

La Policía interviene para evitar

enfrentamientos entre manifestantes y

partidarios de China en Hong Kong

La Policía de Hong Kong ha intervenido este sábado para disolver los altercados que se estaban produciendo entre manifestantes a favor de China y quienes denuncian la injerencia de Pekín en la antigua colonia británica en torno de un centro comercial al inicio de nuevas manifestaciones en la ciudad.

Los manifestantes a favor de China han coreado "apoyad a la Policía". "Hong Kong es China", ha gritado a una mujer a un viandante que le ha respondido de forma acalorada desencadenando empujones. Los altercados se han extendido a las calles aledañas y la Policía ha procedido a detener a varias personas.

Durante la jornada del viernes, los manifestantes se han reunido pacíficamente en toda la ciudad y han acudido al Festival de Otoño, en contraste con la violencia que ha estado presente en la región durante las últimas semanas, en donde la Policía ha tenido que reprimir las protestas con gas lacrimógeno, balas de goma y cañones de agua.

La semana pasada, la líder de Hong Kong, Carrie Lam, anunció una serie de concesiones a los manifestantes en un intento por poner fin a las movilizaciones, incluida la retirada definitiva de la ley de extradición, la norma que provocó el inicio de las movilizaciones. Los manifestantes han asegurado que la rectificación del Gobierno hongkonés llega demasiado tarde.

Hong Kong volvió bajo soberanía china en 1997 gracias a un acuerdo con Reino Unido por el cual China se comprometía a mantener el régimen de derechos y libertades del que había disfrutado el territorio durante el dominio colonial, lo que dio lugar al principio de 'un país, dos sistemas'. Sin embargo, muchos ciudadanos de Hong Kong temen que Pekín esté destruyendo esa autonomía.

China, por su parte, niega la acusación de intromisión e insiste en que Hong Kong es un "asunto interno". Además ha denunciado las protestas, acusando a Estados Unidos y Reino Unido de fomentar esta situación de inestabilidad, y ha advertido de los daños que está provocando en la economía. En este sentido, Reino Unido considera que tiene la responsabilidad legal de asegurar que China cumpla con sus obligaciones bajo la Declaración Conjunta.

En los últimos años, los hongkoneses han tomado las calles de forma masiva para preservar este estatus especial. Ya lo hicieron en 2014, con la llamada Revolución de los Paraguas, en la que muchos vieron la 'Primavera China' aunque finalmente fue desactivada. Las actuales protestas amenazaban con resucitar dicho movimiento en vísperas de los festejos por el 70º aniversario del Partido Comunista Chino (PCCh).

Además de pedir la retirada del proyecto de ley de extradición y la liberación de los detenidos por violencia, los manifestantes quieren una investigación independiente sobre la percepción de la brutalidad policial, la retirada de la palabra "motín" para describir las manifestaciones y el derecho del pueblo de Hong Kong a elegir a sus propios líderes. Las protestas han hecho que el presidente chino Xi Jinping se enfrente a su mayor desafío popular desde que llegó al poder en 2012.