La Marina iraní ha puesto a prueba un nuevo tipo de torpedo de fabricación nacional durante el cuarto día de las maniobras militares que está realizando en el estrecho de Ormuz y el mar de Omán, según ha informado la cadena de televisión estatal Press TV.

    Durante la jornada también se ha enviado a varios comandantes al mar para atacar objetivos predeterminados, así como para destruir un submarino enemigo y derribar un drone espía sobre el mar de Omán a través del uso de técnicas de vigilancia y simulación.   

 La cadena de televisión ha afirmado que la Marina ha tenido éxito en su despliegue en aguas internacional con apoyo aéreo. Tras las maniobras, un barco de guerra iraní ha escoltado a varios barcos comerciales y petroleros hasta las costas iraníes.  

  El estrecho de Ormuz es uno de los chokepoint --accidente geográfico particularmente estrecho por el que personas o mercancías se ven forzados a pasar-- más importantes del mundo y, por ello, punto estratégico en la región.  

  Cerca de un tercio de todo el petróleo que se transportó por mar en el mundo en 2009 pasó por el estrecho de Ormuz, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos. Barcos de guerra estadounidenses patrullan la zona para garantizar la seguridad del tráfico marítimo.

   La mayor parte del crudo que se exporta desde Arabia Saudí, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Irak, así como casi todo el gas natural licuado de Qatar, debe pasar por un canal de 6,4 kilómetros de anchura entre Omán e Irán.   

 El primer vicepresidente de Irán, Mohamad Reza Rahimi, ha advertido este martes de que si otros países imponen sanciones a sus exportaciones de petróleo, "no pasará ni una gota" por este estrecho.   

La tensión en torno al programa nuclear de Irán ha aumentado a raíz de la publicación, el pasado 8 de noviembre, del último informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), que dice que, al parecer, Teherán ha estado intentando crear una bomba nuclear y es posible que siga investigando con ese fin.  

  La República Islámica lo niega y asegura que solo pretende producir energía atómica con fines pacíficos. Además, ha amenazado con responder a cualquier agresión atacando a Israel y los intereses de Estados Unidos en el golfo Pérsico, y algunos analistas han indicado que podría vengarse cerrando el estrecho de Ormuz.