Viernes, 19 de abril de 2024
Los animalistas han elaborado una "Declaración universal de los derechos del animal"
PARTIDO ANIMALISTA
La gente que está en el paro se cuenta por millones, muchos jóvenes que se quieren incorporar al mundo laboral, buscan un panorama mejor lejos de nuestras fronteras, la libertad de expresión está conculcada en las comunidades autónomas gobernadas por independentistas, padecemos una invasión de ilegales traídos por mafias, que no tienen ningún interés en integrarse en nuestra cultura y que están creando graves problemas. Los neocomunistas tratan de imponer su ideología, en muchos casos de forma violenta, y amenazan con descomponer el país y llevarnos a la miseria venezolana. Diariamente unos 250 fetos son brutalmente asesinados en clínicas abortistas, y mientras tanto hay personas cuya única preocupación son los perros y gatos abandonados, y dispuestas a armar la de San Quintín por defenderlos
Los animalistas han elaborado una "Declaración universal de los derechos del animal" y han pretendido tener el respaldo de la UNESCO y de la ONU, algo que no han logrado todavía; sin embargo, aseguran haberlo obtenido y lo dicen y lo repiten en sus webs, hasta la saciedad, con la idea de "concienciar" a todo el que sea posible, para incorporarlo a sus grupos de adeptos, simpatizantes y votantes. Es verdad que tratar de forma despiadada a un animal de compañía, sin motivo ni necesidad, es algo que envilece a quien lo hace, y está bien que exista una legislación que sancione estas conductas, aunque no estaría mal que fuera única para todo el territorio nacional y no hubiera una legislación diferente para cada una de las comunidades autónomas; pero ese es otro tema.
Revisando un poco la legislación, se ve que cuando habla de la protección a los animales se refiere a los domésticos o amansados y queda excluida, en todos los casos, la fauna silvestre. En mi opinión, es un punto de vista muy sensato, pues permite las actividades cinegéticas, que son necesarias para el buen mantenimiento de los ecosistemas, sobre todo en aquellos lugares en los que las poblaciones de depredadores son insuficientes, y permite también el control de plagas, algo de suma importancia si se quiere proteger la salud, los cultivos y la naturaleza misma. Los animalistas, por el contrario, no parecen entender estas cosas, o su pasión por las mascotas les ha llevado a no querer entenderlas. Tampoco son consecuentes con lo que ellos mismos proponen, porque cuando hablan de animales parece que solamente piensan en los que tienen pelo, plumas y poco más. Los invertebrados, por ejemplo, no cuentan para nada, a pesar de que en su "Declaración universal de los derechos del animal" se establece que "todos los animales que pertenezcan a una especie salvaje tienen derecho a vivir libres en sus ambientes naturales" (artículo 4). Un caso que me parece un buen ejemplo, sobre este tema, es el del Babosil, un conocido veneno en forma granulada que resulta muy eficaz para eliminar caracoles y babosas. Pues bien, la matanza de estos gasterópodos les tiene sin cuidado. Se quejan, por el contrario, de que ocasionalmente el producto puede ser ingerido por animales de compañía y llegar a causar su muerte, como le ocurrió a un perro hace un par de años en Oviedo. Este verano hemos asistido otro caso muy ilustrativo: el de la plaga de estrellas de mar que ha tenido lugar en la ría de Pontevedra. Por lo que he podido averiguar se trata de dos especies salvajes en su ambiente natural, Marthasterias glacialis y Asterias rubens, que han puesto en situación de riesgo a la población de almejas y a los cultivos de mejillones y, por consiguiente, a la economía local de la que viven muchas familias. Pues bien, la administración competente de la comunidad autónoma gallega ha autorizado una campaña de captura de estas dos especies; se han eliminado toneladas de ellas y, a día de hoy, los animalistas todavía no han salido a la calle para quejarse ni han tratado de impedir, de ningún modo, el "asesinato", el "genocidio" de estos invertebrados.
Confieso que me resulta muy difícil comprender que haya personas dispuestas a meter en su casa a una mascota, sacarla de paseo varias veces al día, y recoger sus cacas; más todavía si hablan con ella como lo harían con un amigo o con un niño, o lo traten como si fuera un bebé. No obstante, lo he visto hacer tantas veces que hasta me parece normal. Además están en su pleno derecho de hacer lo que les parezca, mientras no nos digan a los demás cómo tenemos que comportarnos y no se muestren intolerantes y agresivos contra quienes manifiesten otros puntos de vista diferentes a los suyos. Con respecto al tema de las estrellas de mar, sospecho que a los animalistas no les debe de resultar muy grato adoptarlas como mascotas, ni hablar con ellas, ni acariciarlas, ni limpiar sus cacas. Quizás por este motivo les tenga sin cuidado la eliminación masiva de estos equinodermos o lo que les pudiera ocurrir a otros muchos animales que no gozen de su afecto y consideración. Deberían, por tanto, renunciar a esa "Declaración universal de los derechos del animal" y, en su lugar, elaborar una lista de los animales que, a su juicio, merecen ser respetados, y de los que pudieran ser sacrificados con absoluta impunidad.
Con todo, la mayor incongruencia de los animalistas la encuentro respecto a nuestra propia especie. No les parece bien que le des una patada a un perro que te muerde, pero están dispuestos a sacudir a cualquiera que no comulgue con sus ideas, como podemos ver en las manifestaciones antitaurinas. ¿Y qué decir del aborto? Resulta bastante obvio que para ellos la vida intrauterina es algo irrelevante y que el feto no es un ser humano, ni siquiera un animal. ¿Qué es para ellos un feto? Yo creo que nada. Por lo visto consideran que por encima de cualquier cosa están los "derechos de las mujeres", aunque estoy seguro que se pondrían muy furiosos si una mujer diera muerte a un perrito recién nacido, porque no estuviera dispuesta a cuidarlo y recoger sus cacas.
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