Los que somos creyentes y amamos a la Santísima Virgen, tenemos la gran suerte de poder pedir su intercesión mediante la Oración.

Nuestra Señora, como Madre nuestra que es, nos da su protección y se ha mostrado ante nosotros. Cuando se ha aparecido al ser humano lo ha hecho ante el más humilde, ante las almas repletas de  Dios que han dado testimonio en sus vidas de la presencia de la Madre.

Bernardette fue el alma que eligió la Señora para su testimonio, su presencia . Acompañó la gran noticia con una vida de santidad. La ciudad de Lourdes se convirtió en un punto de fé y esperanza .

Porque la Santísima Virgen cuando se manifiesta es para fortalecer nuestra fe y todo se acompaña con  la realización de milagros. Donde María se conmueve de nuestro sufrimiento físico y lo palía con sus curaciones.

Las primeras apariciones ocurrieron en 1858 son las primeras apariciones marianas reconocidas oficialmente por la Iglesia durante el papado de Pio IX.  Actualmente Bernardette está en los altares. Fué canonizada en 1933 por Pio XI. Su cuerpo se encuentra incorrupto en Nevers.

En este año 2019 los devotos marianos de Oviedo disfrutamos de las reliquias de Santa Bernardette en la Basílica Catedral Metropolitana de Oviedo.  Con una Catedral abarrotada de gente entraron,  por el pórtico del Templo, las sagradas reliquias.

El acto fue presidido por nuestro Arzobispo D. Jesús Sanz Montes, que celebró la Eucaristía. Estuvo presente nuestro Consiliario D. José Luis González Vázquez y el Presidente Diocesano de la Adoración Nocturna, D. Efrén Díaz Lastra. En la homilía nos dijo: " Celebramos la festividad de la Virgen recibiendo las reliquias de Santa  Bernardette. Una pequeña que se encontró con la visita de la Madre de Dios" "María irá indicando a la santa lo que quiere de ese lugar." "Actualmente está presente la Hospitalidad de enfermos de Lourdes, pidiendo la gracia de su curación en esas peregrinaciones."  Nuestro  Arzobispo ha participado en esas peregrinaciones. Nos contó una anécdota personal de dos matrimonios que llevaban a sus hijos, gravemente enfermos, para que la Virgen obrara en ellos el milagro de la curación. El les in dicó que eran muchos los que pedían el milagro y, que eran pocas las curaciones en proporción a tanto necesitado. Al día siguiente se encontró con uno de los padres,  que le dijo que la curación no se había producido, pero el milagro si. Porque la Santísima Virgen le había dado tanta fuerza para arropar a su hijo en la enfermedad que lo consideraba un auténtico milagro.

José Manuel Miranda Alonso